Y la noche cae lentamente, como un velo cansado. Me atrapa y me vuelvo calma con ella. Instantes antes todo era luz, el cielo ardía al calor del sol que ahora descansa. El nerviosismo de captar el momento se ha vuelto calma. Con la misma lentitud mis ojos se confían a la oscuridad.

De pronto, mundos ocultos aparecen ante mí. Las formas se confunden a mis pies… pero siguen ahí, brillando con una luz nueva. A veces bajo la luna, a veces sin ella… pero siempre revelando un paisaje distinto.

Después de compartir unos minutos con el infinito, de volar por planetas extraños… mi mente vuelve a la Tierra. A recorrer los caminos de siempre, con la misma luz y las mismas sensaciones de siempre. Mis pasos me regresan, llenos de vida y nuevas historias, a la civilización.
Mañana me espera un nuevo amanecer… espero que me guíe una buena estrella… igual que a vosotros.
